García, Consuelo. Retratos e inacabados en acuarela.

Lun, 03/07/2023 - 12:19
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22/06/2023
García, Consuelo. Retratos e inacabados en acuarela.
Serafín Mesa

Título: García, Consuelo. Retratos e inacabados en acuarela.

De frente, de perfil, la de estado y la de perfil. Escaneadas, de móviles o
de la web cam. En baja resolución, pixeladas, movidas. De amigos, exnovios,
compañeros, amantes, mentores, bebés, etc. De cuerpo entero, de detalle, de
fiesta o de carnet. Como dijo una amiga; vivimos conectados con muchas
personas, pero sólo con algunas establecemos intimidad. Como diría un
investigador; estableciendo relaciones entre el retrato y el arte mobiliar
en la era del big data, la inteligencia artificial y la singularidad

Un esfuerzo de poesía
por Francisco Gutiérrez.

Serafín Mesa es un artista sin piedad. No hace cálculos. Es alguien que no
tiene en cuenta la utilidad, la productividad, el carácter prosaico de
vivir, de crear, o de amar. Un sujeto que insiste en vivir de un modo
poético, en los rasgos más radicales que lo constituyen: deseo sostenido y
permanente, entendido como el fuego del buen vivir; valor, lucha,
compromiso, trabajo artístico, sensualidad, sexualidad y amor romántico y
otras variedades del cuplé. En este lugar, nos encontramos con Serafín Mesa
y su obra. No deja de ser una contingencia, de carácter poético, oracular,
o del orden de la magia cósmica, la coincidencia, para mí, en tiempo y
forma, de una lectura a su estilo radical y sin imposturas: Un esfuerzo de
poesía de Jacques Alain Miller y la obra de mi querido amigo (Miller,
2012). Al observar con atención la obra de Serafín, constato una propuesta
que alivia, y eleva a la categoría de dignidad la vida. No hay impostura en
su arte: es radical. Nos invita a paliar, con carácter desafiante, las
dificultades de vivir, a partir del amor y el deseo. Hoy aquí, en estos
tiempos oscuros donde las bombas y los caballeros negros retornan con la
fuerza de un tsunami de alquitrán recalcitrante, negro, que insiste y no
cesa, como un mar contaminado y muerto. En este momento histórico, la
propuesta artística que nos ofrece Consuelo García es de un orden
anticapitalista. Pues bien, aquí, Serafín con su propuesta, nos ofrece un
respiro. Nos invita a la subversión, a la rebeldía, a insistir en otra
cosa, a la propuesta de vivir de un modo distinto: subversivo y poético, en
este mundo plano y del cálculo matemático. Nos hace una propuesta fresca,
alegre. Lejos de esa terrible cinco de la tarde lorquiana, donde “lo demás
era muerte y solo muerte” (Lorca, 1936). Alejada, también, de las
narrativas prosaicas, clientelistas, productivas y economicistas de hoy
(Foucault, 1975). Distanciada de aquella ecuación capitalista,
coste-beneficio. En definitiva, nos propone salir del círculo negro que
trata de encontrar un algoritmo para todo, también para el amor: como si
los secretos del buen vivir pudieran contenerse en una ecuación. Hay en
Consuelo García una estima, una delicada estima, un intento de contener la
fuga y de retener lo que una vez fue, y que tiene carácter de incalculable
bruma, a través de sus retratos de personas queridas. En Consuelo García,
las personas que una vez quisimos importan: Serafín las eleva a un cielo
dorado; como si quisiera procurarle y pro-curarles un paraíso al estilo de
Dante: les desea la mejor de las suertes. En su obra no vemos una serie de
retratos al uso. No. En ella hay una propuesta de amor, de cuidados, de
buenas intenciones. Hay una propuesta que se eleva en intenciones, a la
biblioteca de Alejandría, al Museo del Prado. Hay un jardín decimonónico,
con su carácter romántico. Un poema de Antonio Machado -el limonero
lánguido suspende (Machado, 1907). Es el Monte del Olimpo, la Capilla
Sixtina. Es el fresco de la Escuela de Atenas en el Vaticano… En
definitiva, estamos ante una propuesta dorada: un homenaje en oro. Un poema
visual a lo que importa en eso de vivir, y que nos ayuda a trascender la
soledad: tan estructural a lo humano. De este modo, me viene a la memoria,
al observar algunos de sus retratos, una frase: “aquello que habla (en
nosotros), solo tiene que ver con la soledad” de Jacques Lacan. Pues bien,
un buen modo de calmar y de sentir la vida, pasaría por la propuesta dorada
del buen amor, que nos ofrece Serafín Mesa en Consuelo García: por favor,
sigamos su ejemplo.

Referencias
Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión.
Gallimard. Lacan, J. (2006). Escritos: La primera edición completa en
inglés. (B. Fink, Trad.). W. W. Norton & Company. (Trabajo original
publicado en 1966) Lorca, F. G. (1936). Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.
Walthari.